sábado, 3 de marzo de 2007

Inside You the World is Ending.


4.






Y eso era todo lo que le habían pedido que hiciera: besar a Matt en la boca.
Por eso este no supo ni pudo reaccionar en el momento en el que Dom introdujo la lengua en su boca, moviéndose por todos sus rincones, como explorando un nuevo territorio. Sabía a varios tipos de alcohol mezclados, y Matt se había quedado paralizado bajo su influencia, sin ser capaz de hacer nada, ni siquiera de apartarse.

Por una vez, no estaba pensando.

Sintió una de las manos de Dom en su nuca, enredando los dedos entre sus cabellos castaño oscuro. Bajó, hasta quedar en algún punto de su cintura que él no sintió, y lo empujó contra el árbol en el que había estado apoyado antes de comenzar a besarle.
Matt estaba acorralado contra el tronco, una de sus piernas entre las piernas de Dom, su respiración agitada por un montón de sensaciones mezcladas, mientras que Dom lo había agarrado de la cintura.

Fue en ese momento en el que sintió la erección de Dom.

Lo apartó, no sin delicadeza, sin saber muy bien qué hacer. El rostro de Dom estaba a escasos centímetros del suyo, con los ojos apenas abiertos; luchaba porque no se le cerrasen, pero era una batalla que estaba perdiendo exageradamente rápido.
Puso sus manos en el rostro de Matt como si lo estuviera tanteando.

- Matt...
- Anda, ven, necesitas dormir. Olvídalo.

Curiosamente, en los ojos de Matt se reflejaba una infinita tristeza imposible de explicar o expresar por alguien. Pasó uno de los brazos de Dom por sus propios hombros y lo llevó hasta una de las tiendas, la que teóricamente ambos compartían, aunque dependiendo de la noche, esta condición podía cambiar – siempre dependía de Dom, nunca de Matt -. Lo acostó, le dijo que volvía en un minuto y fue a comunicarles a los demás que Dom estaba demasiado borracho y que se iban a dormir, lo cual fue acompañado de un sinfín de burlas.

- ¿Tan bien besa Dom, Bellamy? - Josh se estaba riendo como nunca, incluso las lágrimas le rodaban por las mejillas.

Matt lo ignoró; probablemente al día siguiente nadie recordase nada de lo que había pasado, ni nadie creería que Dom lo había besado en serio.

Se metió en la tienda y se acostó al lado de Dom, el cual estaba ya profundamente dormido, con el rostro invadido por una serenidad incomprensible, que el rubio jamás tenía estando despierto.

No podía dejar de darle vueltas a lo que acababa de pasar.
Con suerte, su amigo, el cual respiraba acompasada y tranquilamente a su lado, no recordase nada al día siguiente. Matt tenía fe en ello, pues no quería tratar el asunto. Sus pensamientos se habían comenzado a apagar hacía minutos, y eso no siempre era bueno del todo.

Cerró los ojos.

Comenzaba a sentir el calor que le llegaba de Dom, y como sus párpados pesaban de forma inhumana. Curiosamente, y a pesar de todo, aunque poco, esa noche durmió mejor que nunca en mucho tiempo.