2.
En el
interior de la tienda había un calor demasiado exagerado como para
ser natural, especialmente si se tiene en cuenta que el tiempo en
Reino Unido no es el más soleado y caluroso del mundo; no tenían
más que ver hacia el exterior de la tienda para darse cuenta de la
veracidad de esta afirmación.
Dom,
Chris y Matt estaban sentados, hablando, manteniendo una conversación
que carecía de sentido. Se llevaban bien hasta el punto de soltar
cualquier tontería que saliese de sus embotados cerebros, así, sin
más, sin tener miedo a lo que los otros pudieran pensar.
-
...en el mundo no hay justicia. En serio, ¿para qué sirven los
juicios, las guerras, el dinero y todo eso? Eso de la democracia,
las ideologías políticas y toda esa mierda...solo digo que no
tiene sentido, y que todo es mentira. Es ponerle nombre a sus
errores. - Dom se quedó mirando a Matt como si este acabara de
hablar en otro idioma; Chris no pudo reprimir una carcajada.
-
Joder, creo que ya va siendo hora de sacar el alcohol. Matt lo
necesita, y mucho. - Dom cogió una funda de guitarra que había en
un rincón y sacó de dentro una guitarra y una botella. Le dio la
botella a Matt y él se dedicó a tocar notas sueltas con la
guitarra; lo cierto es que la tocaba muy mal, pero le gustaba fingir
que era algo que se le daba bien, aunque lo suyo fuese la batería.- No
es que toques como los ángeles, pero, por mi, mientras no cantes,
perfecto – añadió Matt después de haberle dado un largo trago a
la botella.- Lo
dices como si tú pudieses hacerlo mejor. - Dom le retó porque
sabía que la legendaria vergüenza de Matt podría con él, pero a
la velocidad a la que estaba bebiendo y teniendo en cuenta su
estatura y complexión, tal vez Dom, por una vez, estaba equivocado.-
Cuando quieras. - Le atravesó con aquellos claros ojos azules
suyos. Algo nuevo brillaba en ellos, algo que Dom jamás había
visto en él.
En
un silencio solemne, le acercó la guitarra. Matt la tomó entre sus
delgadas manos de dedos infinitos como a una vieja amiga. Dom se
preguntaba como unas manos hechas para tocar el piano podían tocar
también la guitarra endemoniadamente bien; pero dejó de pensar en
el momento en el que Matt comenzó a cantar.
You
could be my unintended,
choice
to live my life extended.
You
could be the one I'll always love.
You
could be the one who listens,
to
my deepest inquisitions.
You
could be the one I'll always love.
Por primera vez en su vida, Dom no se arrepentía de haber retado a alguien a algo. Jamás
había escuchado esa canción, pero la encontraba extrañamente
hermosa. Jamás había escuchado cantar a esa voz, y lo sintió
profundamente. Nadie podría haber imaginado nunca que Matt, con su
voz huidiza y sus medio tartamudeos, podía llegar a hacer eso. Es
más, le ponía tal sentimiento a la hora de cantar que la convertía
en la interpretación perfecta.
Tanto
Chris como Dom estaban estupefactos, mudos de asombro. Matt había
dejado la guitarra en frente de sí, y contemplaba el suelo como si
este fuera lo más interesante del mundo. Igual eran imaginaciones
suyas, pero Dom creyó ver algo parecido a una lágrima rodando por
una de sus mejillas, y creyó saber el por qué.
-
Vaya – dijo Chris, rompiendo el extraño ambiente de la tienda -,
eso ha sido una pasada. ¿De quién era la canción?
Matt
se pasó el dorso de la mano por la mejilla antes de levantar la
cabeza, y aún tomó otro trago de la botella – de la que todavía
no sabía de qué estaba llena, aunque a esas alturas ya poco le
importaba – antes de contestar.
-
Es mía.
Dom
sabía la respuesta incluso antes de que saliese de su boca. Ese
sentimentalismo y esa sensación de familiaridad al
escucharla...aunque fuese ilógico porque nunca se habría imaginado
a Matt cantando, Dom sabía que esa canción era suya. Por un momento
se imaginó todas las cosas que pasaban por su incansable cerebro,
intentó ponerse en su lugar, y fue una sensación que no le agradó
demasiado.
-
¿De verdad, tanto la letra como la música son tuyas? - Chris
seguía sin creérselo del todo. Matt le dedicó una sonrisa triste
y asintió. - Joder, tienes muchísimo talento, deberías...no sé,
compartirlo con el mundo.-
Yo no veo ese talento del que hablas por ningún sitio.-
Porque tú eres idiota. - Por una vez, Dom no sonreía. Abrió la
boca para seguir hablando, pero alguien acababa de llegar, así que
decidió aplazar esa conversación para más tarde.
Chris
salió corriendo para reunirse con su novia.Llevaban
juntos casi desde el momento en el que se conocieron. Matt se
preguntaba a menudo como sería esa sensación. Él nunca había
estado ni mucho ni poco tiempo con alguien, y comenzaba a pensar que
eso era lo que faltaba en su vida.A
pesar de todo, mientras se ponía de pie, se obligó a dejar de
pensar en eso. Cumpliría con Dom, y por un fin de semana dejaría de
amargarse. Dejaría de pensar en suicidarse, en hacer tonterías
y...bueno, en fin, ser como el resto del mundo.
Lo
que probablemente ignoraba era todo lo que le esperaba ese fin de
semana.