Autora: Nessie Kenobi.
Género (?): Belldom
1.
Aquel precipicio perdido en el medio de
ningún sitio le hacía darse cuenta de la inmensidad del mundo en el
que le había tocado vivir como un ser insignificante más. El océano
rompía furioso contra la costa, varios metros más abajo. Él veía
a las olas nacer y morir bajo sus pies, como hipnotizado, y mientras
tanto, su cabeza se llenaba de todo tipo de pensamientos suicidas.
Aparentemente, estos no tenían razón de ser...o tal vez sí. Lo
cierto es que algo fallaba en su vida. O fallaba, o faltaba, lo cual
ya era casi imposible de determinar. Desde que se levantaba hasta que
se acostaba, su subconsciente tenía pleno conocimiento de que algo
iba mal, él mismo lo sentía como una pesada carga en su pecho, allí
dónde se suponía que estaba su corazón, o lo que quedaba en ese
hueco inexplorado en lo más hondo de sus entrañas.
Se sorprendió a sí mismo avanzando un
pie hacia el aviso; era tan fácil, simplemente dejarse caer y...
- Hey, ¿qué haces?
El viento le dio la bienvenida
revolviéndole el pelo, hasta la naturaleza entera se alegraba de
verlo.
Se preguntaba como demonios podía
estar siempre tan feliz, tan despreocupado. Se preguntaba si tenía
miedos, inseguridades, si alguna vez se había sentido como él, y si
era así...¿dónde demonios lo escondía todo? Aquella enorme,
blanca y cálida sonrisa jamás se borraba de su rostro.
- Tan solo pensaba.
En matarme, añadió para sí.
Intentó esbozar una sonrisa, pero solo
le salió algo parecido a una mueca de dolor.
Se sentó en el suelo, todavía con la
mirada perdida en el horizonte. El recién llegado se sentó a su
lado, soltando a su vez un sonoro suspiro.
- Este sitio es una pasada.
- Te hace sentir
demasiado...insignificante. - Esa extraña sensación no le había
abandonado, se sentía como si no fuera más que un grano de arena
en una playa interminable.
- No entiendo por qué siempre ves
el lado malo de todas las cosas, Matt.
Curiosamente, esa frase le hizo reír,
después de haber estado paladeando la muerte durante tanto tiempo,
tratando de notar su sabor, imaginarlo. Fue una risa seca, triste,
pero una risa al fin y al cabo.
- ¿El lado bueno de las cosas? No
sabía que tenían otro lado después de todo.
- Matt...
- Lo siento, sé que estoy siendo
insoportable, pero es que no estoy de humor para nada, Dom. Es como
si ya nada tuviera sentido, como si simplemente hubiera llegado al
último capítulo de mi vida. Es absurdo. - Se dejó caer hacia
atrás.
Desde allí podía observar a su amigo,
el cual lo había seguido con la vista, esos ojos suyos que tanto
podían ser azules como podían ser verdes clavados en él.
Jugueteaba con briznas de hierba que había estado arrancando del
suelo. Jamás estaba quieto, era algo que Matt había aprendido
pronto de Dominic Howard. Era como un pequeño torbellino rubio,
aunque probablemente también el mejor amigo que Matt podía desear,
a pesar de las diferencias evidentes, pues eran casi polos opuestos
en todos los aspectos.
- ¿Es que nunca dejas de pensar, ni
por un segundo de tu maldita vida? Porque ese es tu problema, Matt,
que le das demasiadas vueltas a todo. Y aquí estamos – separó
los brazos, como queriendo abarcar todo el paisaje, echando a volar
alguna de las briznas de hierba -, de fin de semana lejos de
cualquier sitio lleno de gente, solo para pasarlo bien. ¿Por qué
al menos no aparcas tus conflictos morales durante dos días? Vamos,
que se note que eres amigo mío, hagamos una fiesta digna de
recordar. - Esa sonrisa tan característica suya volvió a hacer
acto de presencia en su rostro -.
- Está bien, tú ganas. Pero luego
tendrás que soportar mi depresión post-fiesta.
- Es un riesgo que estoy dispuesto a
correr.
- ¿Así que es un riesgo que estás dispuesto a correr, eh? - Matt levantó una ceja en plan burlón, siguiéndole el juego a Dom.
- ¿Así que es un riesgo que estás dispuesto a correr, eh? - Matt levantó una ceja en plan burlón, siguiéndole el juego a Dom.
- Sí, y hablando de correr...el
último hace la cena.
Matt apenas tuvo tiempo de reaccionar.
A veces olvidaba lo mucho que le gustaban esos juegos infantiles a
Dom, y lo que a él le gustaba seguirle la corriente. En momentos
como ese, se olvidaba de todo, y era algo que agradecía más que
nada en el mundo. Cuando estaba él solo, no dejaba de hacer otra
cosa que pensar, ahogarse en sus propias ideas, en cualquier cosa que
fluyera de su cerebro: Dom tenía razón, su problema era que pensaba
demasiado. Y su cabeza seguía llena de pensamientos incluso mientras
corría para alcanzar a Dom.
**
Chris los observaba acercarse. Esos
dos, a su parecer, nunca se comportaban como el resto de la gente.
Dom se tropezó y se cayó al suelo, y Matt acabó sobre él, pues no
lo vio caer, pero ambos estaban riendo a carcajadas mientras
intentaban inútilmente levantarse al mismo tiempo.
- Sabía que ganaría – decía Dom
entre risas.
- ¿Ganar? ¡Pero si has perdido!
- ¿Ah, sí? ¿Quién llegó antes,
entonces?
- Ninguno de los dos ha llegado,
idiota.
- Bueno, no es nada que no se pueda
solucionar. - En ese momento Dom, sin saber ninguno de los dos como,
consiguió levantarse, y salió corriendo hasta llegar al lado de
Chris. - ¿Ves como he ganado?
- ¡Has hecho trampa! - Matt seguía
en el suelo, casi farfullando mientras intentaba respirar con
normalidad.
- ¿Es que alguna vez creceréis? -
Chris no sabía si reírse de ellos o buscarse otros amigos. Dom y
Matt intercambiaron un par de miradas, y al acto, ambos volvieron a
reír al unísono.
- Parece mentira que sigas
preguntando eso a estas alturas, Chris. - Dom apenas podía hablar
entre las risas, incluso le caían lágrimas de los ojos. - ¿Eh,
dónde está el resto de la gente? - dijo de repente.
- Se han ido, a comprar bebida y
algo de comer, y esas cosas.
- ¿Es que no saben avisar?
Esta vez fueron Chris y Matt los que se
rieron de Dom. Este se metió en una de las tiendas del improvisado
“campamento” que habían montado en esa parte del bosque. El
viento había comenzado a levantarse hacía unos minutos; ninguno de
ellos se había dado cuenta: Matt y Dom porque habían estado
corriendo, y Chris porque había estado dentro de una de las tiendas.
- Eh, tíos, ¿por qué no entráis?
Está empezando a hacer frío.
- Lo cierto es que, por una vez,
estoy de acuerdo contigo, Dom. - Chris fue el segundo en entrar en
la tienda.
Matt todavía se quedó fuera unos segundos, contemplando
nuevamente el paisaje. De veras quería pasarlo bien, no le
quería estropear el fin de semana a nadie, pero, joder, cómo le
iba a costar. Ni el mismo podía hacerse una idea aproximada. Finalmente, soltó todo el aire que albergaban sus pulmones, apartó la vista del cielo, las montañas y el mar y se agazapó para entrar en la tienda.
hi hi hi, y bueno este una cosa una sugerencia (quien rayos soy yo para sugerir?)
ResponderEliminarque si a la entrada podrias poner no se como
titulo:
meridaje:
resumen:
advertencias:
y todas las wueas es que no le entendi mucho disculpa, y muy buena (Y) siguela! me encanto Nessie.
Gracias por leer y por la sugerencia, ahora mismo lo editaré, aunque supongo que solo podré la autoría, el título y el género, porque aunque ya tengo en mi cabeza todo más o menos montado, hay cosas que todavía me faltan por perfeccionar en el argumento. Espero subir nuevamente dentro de poco ;D
EliminarBesos ^^