9.
Cuando
se despertó, tardó unos segundos en darse cuenta de dónde estaba.
A
excepción de él, la cama estaba vacía, y el Sol entraba
tímidamente por la ventana, dándole en la cara y haciéndole cerrar
los ojos, a pesar de ser el característico Sol pálido de Gran
Bretaña.
Dom
entró en ese momento, para comprobar si su amigo seguía dormido. Lo
vio allí, acostado en su cama, despeinado y con la luz del atardecer
acariciándole como si fuera un elemento más de la Naturaleza.
-
¿Qué hora es? - Su voz apenas era audible, pero bastó para sacar a
Dom de su mundo interior.
- Son
las siete de la tarde. - A esa respuesta, Matt reaccionó
levantándose de golpe.
-
¿¡En serio!? ¡No me jodas!
- No,
no lo hago – respondió Dom con una sonrisa.
Matt
se pasó la mano por el pelo repetidas veces, y se levantó, buscando
sus zapatos.
-
¿Cómo estás? - preguntó mientras buscaba por debajo de la cama.
-
Mucho mejor, gracias.
-
¿Irás mañana a clase? Yo te diría que no lo hicieses.
-
Creo que iré, descuida.
Matt
lo miró como una madre reprimiendo a su hijo, pero no tardó mucho
en echarse a reír a carcajadas, y aunque Dom no comprendió esta
reacción del todo, pronto se le unió. Estuvieron así unos minutos,
tiempo durante el cual Matt encontró sus zapatos y se sentó en el
borde de la cama de Dom para ponérselos.
-
Oye, Matt – dijo Dom en cuanto ese bizarro momento hubo acabado.
-
Dime.
-
Mientras dormías he llamado a Chris, y me ha pedido que te
preguntase si mañana por la tarde estarías dispuesto a empezar con
los ensayos, serán en el garaje de mi casa.
- Por
mi no hay problema.
-
Perfecto.
Dom
se quedó allí unos segundos, sin mirar a ninguna parte.
Esos
días habían sido los más raros de su vida. No sabía si alegrarse
por ese hecho o echarse a llorar, pero así era, y allí, delante de
él, estaba el causante de toda esa extrañeza, de todas esas cosas
que no dejaban de pasarle por la cabeza. Y sin embargo, no se sentía
capaz de decir nada, de hacer nada...era su mejor amigo, y del mismo
sexo que él, ni más ni menos, pero no conseguía quitárselo de la
cabeza. Cuando recordó lo de aquella noche, se dio cuenta de que era
lo más excitante que había hecho en su vida, aunque sintió la
necesidad de disculparse, pero sin saber muy bien por qué ni cómo
hacer para comunicarle a Matt que lo recordaba todo y que se alegraba
de que hubiese ocurrido. Probablemente se acabaría su amistad, y
probablemente nunca más volverían a hablarse, o simplemente a
acercarse el uno al otro. Así que, a pesar de todo, Dom no sacaba el
tema, ni tenía pensado sacarlo.
Matt
se levantó, y le dedicó una mirada significativa. Dom intentaba por
todos los medios no gritarle; le jodía que fuera tan puñeteramente
enigmático siempre. Vale, que él no era el más indicado para
hablar en este caso, pero Matt lo era siempre, y para todo.
Se
acercó a él, y le tocó la frente.
-
Creo que ya no tienes fiebre, pero deberías volver a meterte en la
cama, eso no quiere decir que estés bien.
- De acuerdo...¿te vas ya?
- Va
a ser mejor. Si mañana decides ir a clase de todos modos, te
esperaré abajo, así que no tardes o daré por supuesto que te
quedas en casa.
-
Vale...
Por
un momento estuvo a punto de decir algo más, pero se dio cuenta de
que estaba totalmente fuera de lugar. Matt lo miró largamente, una
vez más, como si él también estuviera esperando a que añadiese
algo, algo que ambos necesitaban pero que ninguno conseguía
explicarse.
-
Pues hasta mañana. - Matt pasó por su lado, rozándole, para salir
por la puerta. En su cara había una expresión derrotada, como si lo
que había estado esperando no hubiera pasado, ni fuese a ocurrir
nunca.
Dom
se quedó allí, solo, reflexionando.
¿Cómo
había llegado a esos límites?
En
sus diecisiete años de vida jamás había sentido nada tan serio por
nadie, y menos por un chico. Y menos aún por un amigo.
Y
peor todavía, por alguien tan jodidamente frágil y autodestructivo
como Matt. Que no era nada malo, pero tenía miedo de hacerle daño,
y de que fuera irreparable, porque sabía como era.
Pero
cada vez que lo veía, siempre metido dentro de su cabeza, en su
propio mundo, a veces con esa infinita tristeza, algo dentro de Dom
cambiaba. Sentía que lo necesitaba a su lado, que necesitaba
abrazarlo y decirle que todo estaba bien, que no pasaba nada, que él
estaba allí para solucionarlo todo. Pensaba en besarle, y pensaba
como se vería recién follado, cosa que a veces le daba escalofríos,
porque no sabía explicarse como era capaz de pensar en todo eso con
su mejor amigo. Pero era verdad, y ahora lo sabía, lo tenía claro.
Le
quería. No como se quiere a un amigo, si no como amas a eso que te
parece irreal de lo perdidamente perfecto que es. Y quería
decírselo, gritárselo tal vez, pero le dolía lo irremediablemente
cobarde que era en circunstancias como esa. O tal vez era por no
hacerle daño, o tal vez, simplemente, era por lo mucho que la gente
hablaría de él. Pero, de cualquier modo, así estaba. Ahogado en
sus propios sentimientos.
Tomó
aire largamente.
ooooo por dios.... no lo puedo creer dom lo quiere awwww jaja que lindo. Bueno espero el proximo capitulo pronto
ResponderEliminarAMO ESTA HISTORIA enserio (:
UIFEHFUIEHWGUIRHUGHUR ME HACES FELIZ. <3
EliminarYa tienes un nuevo capítulo, espero que te guste ♥
Hermoso como siempre! :,) Ya quiero ver que pasara mas adelante! *-----* cada vez que veo un capitulo nuevo es tan "kajgbakgjbakgj" y'know? xDD
ResponderEliminarUy, hablas en mi lenguaje :$
EliminarYa tienes nuevo capítulo, ¡gracias por leer!
Ohh sisi! xD y gracias a ti x responder siempre! *-*
EliminarClaro que siempre respondo, es lo menos que os merecéis todas las que perdéis algo de tiempo de vuestras propias vidas leyéndome. ¡Muchas gracias! (:
Eliminar