miércoles, 19 de junio de 2002

Helena.

9.






Al día siguiente, llegué a casa de Sam. Estaba cansada, tenía sueño acumulado, pero estaba más feliz que nunca.
Y ella...estaba igual que yo, incluso más feliz si era posible.

Tal como habíamos predicho Gerard y yo, entre Frank y ella, había futuro.

Ella me preguntó por mí, yo no supe como comenzar a contarle.
Decidí empezar por el beso, para acabar explicándole que terminamos en su casa, sobre su cama, que me sentí como jamás me había sentido...que acabé diciéndole que le amaba y él acabó pidiéndome salir...por lo tanto ahora era, oficialmente, su novia, y él, mi novio, lo que había querido desde un primer momento inconscientemente.

Hablamos y hablamos, nos dimos detalles mutuamente hasta que llegamos al instituto.
A partir de ahí, todo fue como siempre.
Nos sentamos en las escaleras, fumamos un cigarrillo, tal vez dos, seguimos hablando, sin que el resto de nuestras amigas nos escucharan, pues era algo íntimo, no queríamos que saliera de nosotras, al menos, por el momento.

Ellos llegaron, yo me fui con él, al igual que Sam con Frank, dejando incrédulas a nuestras amigas, por lo que supe que luego nos pedirían una explicación costara lo que costase, las conocía demasiado bien, no tanto como Sam, pero casi.

Estuvimos juntos hasta la hora de entrar en clase, y lanzándonos notas en clase. Comenzaba a tocar lo delirante, pero nunca llegué a imaginar que me gustaría ese tipo de gestos, ese tipo de echos.
Sentía más que amor por él.
Y a pesar de eso, seguía sin saber si eso era bueno o malo, al menos, para mí.

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