lunes, 17 de junio de 2002

Helena.

11.






Le confesé a Gerard mis miedos, mis temores.
Me escuchó, entre atento y preocupado, mientras que desviaba su mirada de vez en cuando en dirección al suelo, como sabiendo de antemano que lo dejaría, que pasaría de el, que me volvería a encerrar en mi particular burbuja en contra del mundo.

- Gerard...si te cuento esto no es para decirte que quiero dejarte, al contrario. Me alegro de haberte encontrado, eres la persona con la que siempre he querido estar, pero...solo quiero que tú estés seguro de que quieres estar conmigo, de que no quieres dejarme a la primera oportunidad que aparezca...quiero que me quieras como yo lo hago...si no, nada de esto tendrá sentido.
- Estoy completamente seguro de ello, Hell. Jamás había estado más seguro de algo, te lo digo con mi más completa sinceridad. - me abrazó, mientras que comencé a llorar, inexplicablemente. Estaba hundida en un mar de dudas, y tan solo esperaba que él me sacara a la superficie. Porque ahora, él era toda mi vida, todo mi futuro, mi presente, incluso él comenzaría a sanar todo mi pasado, poco a poco.
Le miré.
Jamás había visto una sinceridad como la suya.
Me quería, me lo había demostrado de la forma más pura que se podía hacer.
Le besé, mientras que cerraba los ojos y me daba cuenta de que jamás podría encontrar a alguien como él, que él siempre había sido todo lo que había soñado, todo lo que había querido.
Él era mi particular ángel caído del cielo.

Le besé una vez más, y no existió un momento más feliz en mi vida que ese.
Mi corazón era suyo, por siempre.
Mi vida, estaba en sus manos.
Y sabía que él haría lo correcto con ella.

No hay comentarios:

Publicar un comentario